Fallezco en la yema de tus dedos
y en la tormenta de tu mirada
expiro y revivo
o lo que es lo mismo
tus manos tocándome asiduas
surcan mis contornos como midiendo sueños
plasman en mi piel los diminutos oleajes
que van trayendo tus pedazos
a mi orilla
es decir
tu mirada va humedeciendo
las pequeñas tormentas de mí,
drenando el chubasco de un ayer
y lloviendo un diluvio de urgencias nuevas
que a diario encienden
mis hogueras
fallezco en la llama de tus dedos
y sólo en la borrasca de tu mirada
me siento vivo
sábado, 10 de abril de 2010
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