¿Cómo le hace uno
para cortarse la cabeza
sin morirse?
¿Y para dejar en un cajón
un par de manos satisfechas
aún tibias y oliendo a ti,
a tu pelo?
¿Cómo se le arranca al corazón
los pedazos infectados
por tu olvido?
¿Y los ojos,
cómo me saco los ojos,
que después de verte a ti
de pronto ya no miran?
Muy sencillo:
no hay que hacerlo hoy
que mañana
será otro día.
miércoles, 21 de julio de 2010
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