viernes, 27 de noviembre de 2009

(13/19) Cenicienta y Blancanieves

Temporada 1 – Episodio 4 – Entrega 13.




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19

Vanette se enoja de repente y le pregunta cómo es que una mujer tan hermosa y tan sensual no ha cogido como Dios manda desde los dieciocho. ¡Carajo! Por qué a sus treinta y cinco tiene que venir ella a enseñarle cómo es una verga gorda, siendo que ya debería haberlas conocido largas, cortas, gordas, delgadas, blancas, negras, derechas, chuecas, torpes y rinconeras. «¿Nunca, ni por curiosidad, quisiste coger? ¿No? ¿La religión dice que no está bien? ¿No has hallado al príncipe azul? ¡Sorpresa! No hay príncipes azules porque no hay princesas. No eres Cenicienta. Incluso Cenicienta ha cogido más que tú. ¡Qué diablos! Blancanieves lo hacía con un montón de enanos antes de que llegara el príncipe, y de todas formas fue feliz por siempre. ¡Vamos, a veces para obtener un príncipe azul tienes que sumar dos o más hombres con virtudes complementarias! Prueba a los hombres. Cátalos. Busca un buen hombre con una buena verga, gózalo. Llegado el momento cásate con aquél que te convenga en todo, con quien no pases carencias, con el que no le importe ser el primero en tu vida, sino el último. Cada día que pasas sin coger no volverá. Sería una lástima que quisieras empezar a coger cuando tu cuerpo ya no sienta lo mismo. No almacenes los deseos de una mujer de veinte en un cuerpo de una mujer de cuarenta. Es patético. Coge lo que puedas. Coge mientras puedas. Créeme, nadie se ha quejado nunca de coger tanto. Tú decides si te relacionas con hombres a quienes les importa mucho tu historia o a quienes les importa un comino tu historia. Al hombre que vale la pena le importa la historia futura, no la pasada. Coge ahora, no mañana. No vaya ser que con el tiempo te vuelvas la tipa antipática que ha dejado de ser bella, la vieja con la patológica neurosis que tanto caracteriza a la mujer mal cogida, que de todo se queja.»

«Eso dices tú, pero si una es puta luego los hombres no te quieren dar el anillo», argumentó Margo. «¿Eres tonta o te haces? En estos momentos para que te caiga el anillo al dedo debes dejar que ellos te metan primero el dedo en el anillo. Eres una prehistórica del sexo, en serio. Los caballeros ya no las prefieren rubias: las prefieren putas. En la vida, si no eres la puta de alguien terminarás quedándote sola», le dijo Vanette como dándole una noticia que todo el mundo ya sabía.

Margo se atrevió a tratar de defender su posición, sin darse cuenta del peligro en que se encontraba. Yo no quise decirle que con Vanette no se discutían esos temas porque la cosa siempre se ponía peor. No le advertí nada precisamente porque quería eso, que la situación empeorara, dado que siempre las complicaciones le añaden intensidad a la vida. «Eso no se hace. ¿Qué va a decir el que se case conmigo si sabe que no soy virgen? ¿Qué va a pasar si se da cuenta?», preguntó Margo como reclamando la amoralidad de los consejos de la francesa.

Vanette comenzó a respirar más pausadamente, en una típica reacción suya de enfado cuando alguien preguntaba el colmo de algo. «Pues te coge como un demonio y le da gracias a Dios por todos los anteriores a él por haberte enseñado tantas cosas que ahora puede disfrutar sin perder el tiempo de enseñarte. ¿A poco crees que un hombre que tiene su verga en tu boca se pregunta dónde lo aprendiste? ¡Se corre en tu boca y ya! Y si pregunta, ¡pues le dices que lo viste en un documental o en una película porno y listo! Esas son de las cosas que los hombres quieren creer sin indagar mucho.»

Vanette siguió con su cátedra. «Así como haces todo lo necesario para saber si el hombre que quieres para marido es trabajador, si no es borracho, si es responsable, dedicado, honesto, digo, lo menos que puedes hacer es coger con él y saber si son compatibles en eso de la cogida. Evitarás estarle contando a un psicólogo tu crónica insatisfacción porque tu esposo tarda treinta minutos en que se le ponga tiesa y menos de treinta segundos en correrse, que cogen cada mes y que nunca supiste que así era él ¿cómo te vas a dar cuenta si a tu futuro esposo es un fiasco en la cama? ¿Qué crees que te conteste tu futuro marido si se lo preguntas? ¿Cómo sabrás si el tamaño de su verga es o no lo que tú esperas? ¿Le preguntarás si la tiene chueca? ¿Cómo te vas a dar cuenta si es de los que les gusta decir majaderías, echarse pedos en tu cara o cachetearte al momento en que coge? Vaya, ¡hasta puedes ser alérgica a su semen! La cosa es fácil. Te gusta el tipo. Sea que te quieras quedar con él o no, pues te lo coges y ya. Sólo cuida con quién te metes y usa protección. No les creas si te dicen que son monógamos cuidadosos. Si ven la posibilidad de irse a la cama contigo te pueden jurar que son tan buenos y virtuosos como el mismísimo Jesucristo.»

«A mi edad el sexo no tiene tanta importancia. Lo que importa son los sentimientos del corazón. El sexo es secundario», dice Margo. «Al contrario, el sexo lo es todo porque de él depende tu cuidado y tu supervivencia cuando seas una anciana que no pueda valerse por sí misma, cuando tus nalgas sólo atraigan a las moscas. Tienes 35 años mujer. Era para que ya tuvieras al menos un hijo, estés o no casada. Piensa en que aquellos con los que cuentas hoy para que te cuiden en el futuro estarán muertos o estarán para ser cuidados más que tú muy pronto. Terminarás cuidando y desviviéndote por tus sobrinos, dándoles el cariño y el amor que le tocaba a tus hijos; si los hijos son malagradecidos, déjame te digo que los que no lo son están peor. Si no tienes tus propios hijos, nadie te cuidará. Tu vida se diluye enfrente de tus narices y tú tan tranquila desperdiciando el cuerpo y la ternura con el pretexto de la religión. Creced y multiplicaos, dijo Dios, y tú sólo estás creciendo. A tu edad puedes aspirar a hombres arriba de 40, que a como van las cosas ya entran en los planes hasta de las mujeres de 25; la competencia es violenta, y no pensarás que quieren andar perdiendo el tiempo contigo paseando por el parque, cuando podrían estarse cogiendo a mujeres diez años menores que tú. Primera cita, conocerse y ver si hay química; segunda cita, decir qué quieren de la vida con lujo de detalle; tercera cita, decir qué sienten respecto a la relación y respecto a la vida; cuarta cita es un viaje a una playa donde se entregan; quinta cita deciden si se quedan juntos o se van cada quien por su lado. Si al final resulta que se quedan juntos, los hijos de inmediato son de rigor, y asunto arreglado.»






Siguiente entrega: (14/19) ¿Te has visto el sexo alguna vez?

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