jueves, 5 de noviembre de 2009

(13/20) Lencería

Temporada 1 – Episodio 2 – Entrega 13.





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16

 

ManoloAloneSaqué una caja bellamente forrada con papel de flores estampadas y un moño de encaje carísimo. La tarjeta dice ‘para Miranda, color y matices de todo lo que observo’; no es que tuviera lista esa caja desde hacía mucho tiempo por si la volvía a ver, dado que eso implicaría que yo fuera un tipo frío y calculador, apasionado por la posibilidad de seducir a las mujeres que conozco. Más bien obedece a que simplemente dicho detalle estaba en mi casa, no sé por qué.

Le pido que abra lo que parece ser un regalo para ella. Lo toma entre sus manos y más que abrir un regalo, realmente lo que hace es desnudar una caja. Mira el interior y se topa con un corsé de seda, inexplicablemente de su talla exacta. La prenda tiene toda la intensión de magnificar la belleza de lo femenino, pues marca la cintura y levanta los pechos, pero sin cubrirlos. Es una prenda bastante cara de lencería fina, pero vamos, siempre he dicho que es una estupidez ponerse tacaño en los gozos de la carne; hay que gastar una pequeña fortuna en juegos eróticos, en viajes memorables y en cenas románticas. En el amor hay que gastar, fin de la historia; sólo tienes qué decidir en qué gastas: en viajes, cenas, flores, lencería, juguetes eróticos, aceites, chocolates, hoteles, joyas y perfumes, o en abogados, psicólogos y pensiones alimenticias.

Se voltea y se lo sobrepone en el pecho, con movimientos lentos que me ordenan sin palabras que sea yo el que me encargue de atar las cintas del corsé, ajustando la carne que tantos segundos ha esperado ser adorada. Yo estiro las agujetas con la precisión de un artesano enamorado de los materiales y las texturas, doy forma con mis manos, envuelvo a la belleza con devoción infinita. La prenda ajusta a la perfección.

Saca de la caja un liguero de encaje y un par de medias finas. Se las pone y se siente inmejorablemente bien. Ella se mira en un espejo de mi casa y le encanta la forma tan hermosa que el corsé le produce. Le encantan sus piernas largas enfundadas. Se pondría esa ropa para el que fuera, pero resulta que sólo yo he tenido el valor y la sensibilidad para regalársela. Se siente una puta, cosa que todas las mujeres desean alguna vez en su vida para desembarazarse de la responsabilidad de tener que amar para poder coger. Ya era una Diosa, pero con la lencería puesta es Dios y Demonio al mismo tiempo. Yo caigo enamorado, fulminado por la belleza de su relieve perfecto, de su firmeza y de sus formas trascendiendo la vida más intensa de mis instantes mejores.



Soundtrack:

Este episodio se lee mejor si escuchas “Te tomaré una foto”, de Tiziano Ferro. Este CD es muy recomendable.

Escuchar aquí el tema

Siguiente entrega: (14/20) Posando descarada.

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