Temporada 1 – Episodio 4 – Entrega 2.
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3
Como venía llegando de viaje, sinceramente lo que más me hubiera gustado es que nadie se acordara de mí cumpleaños. Quería llegar a mi casa y celebrar solo, comer una rebanada de pastel que siempre compro en Samborn’s y poder dormir temprano después de tomar un té de siete hierbas.
Estaba mentalizándome desde que venía en el avión. Llegué al aeropuerto bastante decidido a construirme mi destino. Ya rumbo a mi casa compré una rebanada de pastel con mucho betún y una vela del número siete; no porque cumpliera siete años, obvio, sino porque el número me gusta mucho. También compré mi revista H para hombres, que no puede faltarme para mis profundas lecturas de baño. No me gusta perderme ningún número de la revista porque en ella veo mujeres hermosas —algunas de ellas que ya me he cogido—, leo buenos reportajes, cago y aprendo. Una buena lectura en el baño siempre es como una celebración escatológica y cultural. Sonrío al ver a la artista amiga mía que sale en la portada, y me pregunto si en la entrevista va a platicar lo mucho que le encanta que los hombres se corran en sus pies, y lo que hace con eso que uno le derrama en ellos.
Total, terminé de llegar a mi casa después de una hora y media de tránsito enloquecido, cortesía de la ciudad, dejé mis cosas de viaje en la recámara y me di un baño caliente.
Me vestí con una playera negra pegadita de Tommy, y un pantalón viejo de mezclilla, también de Tommy. Me lo pongo sin calzones, como suele ser cuando quiero estar cómodo en mi casa. Obvio, andar sin zapatos por la casa era requisito para obtener la sensación de relajación pretendida. Calzar mis mocasines Prada es casi como andar descalzo, pero bueno: para sentirse descalzo, nada como andar sin zapatos ¿o no? Estaba el clima tan bonito que abrí una de las puertas de cristal que da al jardín, dejando entrar el smog y el canto de unos grillos, no sé si ebrios o copulando, así que no pude evitar ir por una cerveza Indio, sentarme en el sillón con los pies descansados en un taburete y ser feliz por un instante. Creo que la felicidad es un asunto endógeno que tiene que ver con el grado en que uno se encuentra a sí mismo haciendo lo que se le pega su chingada gana.
Por un momento pensé que me la pasaría tal y como deseaba, pero como siempre, el gran D mete su mano y transforma mi vida real en un programa cómico con risas grabadas de fondo.
Siguiente entrega: (3/19) Belleza inesperada.
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