jueves, 15 de octubre de 2009

(2/9) Psicólogos

Temporada 1 – Episodio 1 – Versículo 2.

3

DaisySmall Daisy ayuda y no ayuda. Pero bueno, qué esperaba yo: es una psicóloga y no tengo una buena opinión de ellos. Pienso que si andas en un campo cenagoso seguro te manchas los zapatos de porquería. Es inevitable que en la vida termines siendo un cerdo, lo cual no es necesariamente malo. Creo que los psicólogos se exponen tanto a las complicaciones ajenas que terminan siendo unos bichos muy raros. Con los años se enferman de ideas excéntricas, problemas imaginarios y manías forasteras; pueden llegar a ser los hipocondríacos del intelecto y no queda más remedio que amarlos con todo y las neurosis que terminan adoptando.

 
Son unos creativos en eso de diseñar probables soluciones a tus complicaciones existenciales. Te purgan el subconsciente, sacan tu niño interior a que haga rabietas y te presentan a un buen amigo llamado tú-mismo, para que entables diálogos con el espejo. Lo malo es que cuando menos acuerdas ya estás platicando puras pendejadas con tu reflejo del yo.


Pienso que ellos no aplicarían en su propia persona los remedios que sugieren. Son unos homeópatas del alma que nunca te hablan ni de las contraindicaciones ni de los efectos secundarios de lo que te proponen. Los escucho ingeniosos proponiendo lo que desde fuera es fácil: «¿Que tienes problemas con tu pareja bipolar, la que juraste amar y cuidar toda la vida? ¿Que ya hablaste con sus múltiples personalidades y ninguna te hace caso? Ignórala y olvídala. Tú sé feliz. ¿Le dijiste finalmente a tu padre militar que eras gay porque su hermano más querido, que por cierto es tu tío, te violó a los doce? ¿Le dijiste que sigues saliendo con él y que entre los dos comparten un closet bastante amplio? ¿Que se suicidó tu padre después de matar a su propio hermano? Bueno, hombre, él ha de haber tenido sus propios complejos no tratados.»

 
Soluciones así de lindas, no gracias.

 
Yo sólo creo en aquella ayuda profesional honesta que desde el principio te dice que la solución está en ti, y que ellos son sólo facilitadores que te proporcionarán herramientas para que tú mismo desenredes los nudos de tu psique; a fin de cuentas, tú eres el único que sabe cómo fueron hechos los nudos.

4

No importa lo que yo piense respecto a los psicólogos: le he prometido a Daisy que escribiría el diario y evaluaríamos el resultado, así que lo haré.


Ella es amiga mía desde hace muchos años y es frecuente que en plena sesión de terapia pase de ser mi psicóloga a mi amiga y viceversa. La una es, como todo psicólogo, cercana pero distante, ecuánime, fingiendo ser atenta aunque me preste la misma atención que los pasajeros de un avión le prestan a la sobrecargo que explica cómo ponerse el cinturón; la otra mitad, sin embargo, es desesperada y con sentido de urgencia, con vida en los ojos, dándome consejos y emitiendo juicios de valor.

 
Sé que no es el mejor escenario para una terapia, pero bueno, gustándome ella tanto la verdad es que no me importa estar acostado en un diván contándole mis peripecias al Dr. Jekyll y a Mr. Hyde. Quizá voy a ver a una amiga que es psicóloga, en lugar de una psicóloga que es mi amiga.

RMSeparator

Soundtrack: Este episodio se lee mejor si escuchas “Vida Loca”, de Francisco Céspedes.

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Siguiente entrega: (3/9) Morbo.

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